Notes and aknowledments

 




adicional Aknowledgements expressions and details


   Quiero aprovechar para agradecer de modo muy especial a personas amigos y colegas que me apoyaron con sus sponsors tanto con mi laboratorio de 1998 como luego con mis viajes a Chicago y Florida sobre todo a Cristina Jadic y Mike Jadick por su apoyo como sponsors en mi laborario primero y en mi viaje a chicago luego, A Stephen A Tyler por su apoyo en el desarrollo de mi laboratorio en la facultad de antropología en rice en 1998, a Quetzil por supuesto, por su apoyo y continua presencia en rice durante el desarrollo de mi laboratorio como por su invitación y coordinación de mis viajes a chicago y florida desde Texas, como también antes por invitarme al panel sobre el equinoxio.

  De igual forma es la ocasión para expresar mis agradecimientos a personas a cuyo apoyo estuvo relacionado el inicio de la investigación, a Fina Weiss y Peran Hermini por su atención y gentileza durante mi seminario de antropología en el museo de arte de Petare durante seis meses, a Vasco Zinetar, vicepresidente y a Tahia Rivero, presidenta del museo de artes visuales alejandro otero, sin los cuales no habría podido ni iniciarla ni desarrollarla. Le debo a ambos el haberme escogido como curador en el museo para el tema mercado y una infinita gratitud por haberla iniciado. Tahia Rivero, una excelente curadora de arte contemporáneo venezolano, quien había vivido antes en estados unidos, y vasco Zinetar, extraordinario fotógrafo, tuvieron desde el principio la intuición de que escogerme a mí era de una vez apostar por una opción muy teórica, por un lado, y, por el otro, muy determinada en antropología y sociología lo cual no es usual en el museo de alto arte, a pesar de ello hice un gran esfuerzo esos años por satisfacer las expectativas de ambos y del museo en lo relativo a la atención de mis responsabilidades como curador con el tema del arte contemporáneo venezolano al cual consagre significativos esfuerzos tanto en conferencias como en publicaciones desde ese mismo año siendo curador en el museo. 

Quisiera finalmente agradecer de modo también muy especial a Surpic Angelini no solo por el estímulo que me dio al conocerme en el museo de artes visuales alejandro otero en 1995 y mostrarte atraída por algunos de mis escritos teóricos de entonces sobre el tema mercado y mi proyecto al respecto sino sobre todo porque más adelante fue la persona que me de cerca conoció hasta qué punto estaba yo inmerso y sumergido en mi research individual y solo tanto sobre el mercado y en los mercados populares de Venezuela como luego cuando hice The Market from Here, sin su estímulo y apoyo primero en caracas y luego en Houston, no habría hecho The Market from Here ni habría luego continuado mi research y trabajo de campo en estados unidos


Notes


-Para unas reflexiones previas significativas sobre los mercados ver los análisis de Stephen a Tyler sobre los mercados en la india

On the analogy of physics we focus on transactions that signify just the objective movement of things, forgetting that exchange may also affirm the moral basis of society.         

  Transactions do not just signify~ the movement of goods, they symbolize mutual obligation. The objective movement of goods can only signify the fact of exchange, and because it thus implies nothing more than exchange, it cannot by itself reveal its meaning, cannot speak of what it symbolizes. We must distinguish then, between transactions that merely signify and those that symbolize. Thus, when an Indian farmer, from his hard-won crop, gives a traditional share of grain to the blacksmith who fashioned his implements of production, it is not just a payment for goods and services but an affirmation of a continuing relationship which recognizes the fixed pattern of statuses and symbolizes the performance of mutual duties. His act symbolizes the moral obligations of the social order. It symbolizes dharma in both of its senses as duty and order, The mutually implicated acts of the farmer and the blacksmith are simultaneously ex- pressions of their respective duties (dharma) and affirmations of social order (dharma). 

  Significantly, economic transactions are but one of the many possible settings in which these group relations may be symbolized. The giving and taking of food, the exchange of women in marriage, precedence in cere- monies, patterns of respect and deference in speech and behavior, and performance of religious observances serve equally as appropriate settings. 

  in the Dharrna S6stras nothing is more clear than that the moral or cosmic order (dharma) dominates the economic and social orders. This view contradicts our notion that "business is business," the predominant presumption distilled out of the historical circumstances of the Western experience of the industrial revolution. 

  We first see this conception of society as a transcendent unity created by transactions between egoistic atoms in our idea of the market, and we trace this purely cognitive transformation of the idea of the market from that of a concrete locality to a transcendental abstraction in the writings of proto- economists of the eighteenth century who both effected and documented it. In its earlier concrete form the market was simply a neutral place of ex- change, the brief meeting of strangers solely for the purpose of handing over natural goods, goods which had not been culturally transformed, which had not become symbolic. 

  They were places set aside, immunized as it were, from the surrounding culture-not just secular places, but places of pure objectiviry. They were concrete localities where objects of one kind came together in exchange for objects of other kinds. They were meaningless places where disparate groups could meet without incurring moral obligation, places where citizenship, persona, and soul could be forgotten. Because they implied amorality it is not surprising that they should so often have been associated with carnivals. Fairs were, and anyone who has in his youth walked a midnight midway can affirm that they still are, both places of exchange and settings in which everyday morality is temporarily set aside. Fairs, and early markets too, combined exchange with the atmosphere of a carnival. 

  

   This leads us to ask: "What then is the basis for a metaphoric identity be- tween exchange and sacrifice?" There are several, such as for example, the giving of gifts (cf. Tyler 1973:164-165), but more importantly, both sacrifice and exchange imply something about the transformation of one thing into another, the assignment or reassignment of meaning. The root metaphor for this whole process is the idea of creation, that original formation of order out of chaos, that first transformation of the natural world which changed it into a meaningful cultural world. I am suggesting that this process of establishing order out of the disarray of natural phenomena constitutes the basis for the homology between sacrifice and exchange in general.


Stephen A Tyler, A Point of Order, Rice University studies


-Mi ensayo teorico-etnografico de antropología urbana  a que hago referencias From Modern to posmodern a la vez que es el texto de catálogo, también ese el texto que introduce la obra en su primera habitación ilustrado con 15 fotografías, el mismo que posteriormente se distribuye como un texto guía de sala museográfico a lo largo del recorrido de entrada y salida de la obra y que fue al mismo tiempo el texto que recoge mi research previo de trabajo campo anterior al inicio de la realización y concepción de  the market from here utilizado en el modo del script o libreto como texto a ser puesto en la escena visual en el modo del cine o el teatro fue publicado como texto de catálogo que repartimos  en la inauguración de la obra. 


 Los mercados populares urbanos en que hice mi trabajo de campo son ellos en su puesta en escena la expresión más completa y mejor complexionada de como este principio es el mismo articulador de tradiciones culturales, los artefactos, formas y constructos simbólicos generados por la cultura de estos hombres son ellos ya como producciones suyas formas culturales que presuponen haber sido ellas mismas, en el mismo modo en que estos mercados, recreaciones culturales del consumo

pero el trabajo con Fernando y Elaiza introdujo un nuevo elemento antes no discutido que fue la dramatización y la teatralización en un modo que se alejó posteriormente de lo antes teorizado tanto en este ensayo como en otros sobre como yo individualmente practiqué y conduje mi propio trabajo de campo solo.

   Este nuevo componente dramático y teatral se fue haciendo progresivamente más predominantes desde que Elaiza y Fernando comenzaron a trabajar conmigo lo cual se extendió a tres meses en los cuales nos fuimos alejando de mi lógica anteriormente teorizada solo y nos fuimos inclinando hacia la lógica de Elaiza de la cual inicie un proceso de aprendizaje debido a mis pocas experiencias previas con el teatro y ´paso en lo sucesivo a explicar. En vez de como explique antes adecuarse a las lógicas del mercado Elaiza proponía lo contrario, transgredirlas con una postura teatral y dramática, que consecuencias tenia ello

      Fernando y Elaiza hombres del mundo del teatro entrenados durante largos años en trabajar para puestas en escenas teatrales y al mismo tiempo venezolanos acostumbrados a estos mercados de toda su vida, tenían por lo general relaciones de preferencia prestablecidas con ciertos vendedores, es decir, iban menos al mercado para desplegarse en un esparcimiento de compra con un horizonte imprevisto y más directamente a lo que ya tenían preseleccionado, ellos de cierto modo ya tenían a sus vendedores escogidos a sabiendas de cuales venden la mercancía que ellos requerían y esto le dio una peculiaridad a ese periodo pues no pocas veces íbamos directamente a ver y hablar con ciertos vendedores que ya ellos conocían de antes lo cual si generaba diálogos más prolongados alrededor de ciertas cosas que revistieron para mí un gran atractivo.

      Con lo anterior no quiero decir que en mi trabajo de campo solo determinados diálogos no fueran relevantes pero estos siempre ocurrieron a la postre como diálogos diluidos en la vida cotidiana y no como inicio a ser con Elaiza y Fernando diálogos en los que desde el principio se le decía al vendedor lo que queríamos y por qué y para que lo queríamos, de ello he hablado en otra parte, cuando Fernando por ejemplo realizaba la mesa del hierbatero para nuestra habitación sobre los hierbateros fuimos varias veces a hablar con uno pues Fernando quería que le explicara como había hecho la mesa en la que preparaba las hierbas medicinales que vendía y ciertamente en esa ocasión estuvimos como una o dos horas escuchando lo que tenía que decirnos 

   en este mismo modo a través de Fernando y Elaiza lográbamos conseguir colectar determinados tipos de objetos y materiales   

   Hay algo teatral muy intrínsecamente relacionado al trabajo de Elaiza como productora de teatro, para Elaiza era importante saber cuál era la dramaturgia de algo que Fernando y yo queríamos hacer en la obra y desde esta perspectiva ella muy a la manera en que lo hace para sus producciones teatrales, iba a los mercados directamente a la búsqueda de las mejores opciones con un acento bien dramatizado en su modo de acercarse a esas personas, con esto quiero decir que hubo en Elaiza un cierto imaginar al vendedor en términos dramáticos y teatrales como una figura teatralizada por la misma perspectiva que le daba al hecho el que estuviéramos haciendo una obra que aunque no fuera propiamente de teatro para ella no podría en ningún caso dejar de ser visto como usualmente ello lo ve en el teatro.  

    En esto, aunque menos, Fernando la seguía mucho en el sentido de que compartía con ella una visión similar, es decir, había en ambos un modo de ver al vendedor como el personaje principal de la obra que íbamos a hacer y en ese sentido llegaban ya a los vendedores con una intensa visión dramática o dramatizada, respecto a esto mi experiencia fue la de aprender, es decir, no me involucre yo mucho en ello ni caracterizo mi propia forma de hacer el trabajo de campo como lo venía haciendo solo, pero si me abrí a que esa nueva etapa se iniciara y a que las cosas una vez trabajando con Elaiza y Fernando iniciaran a ser así a la vez que a prestar atención y comenzar a analizarlo de hecho no pocas veces le comunique a Elaiza sentirme fascinado con su modo teatral y dramatizado de dirigirse a los vendedores

     Ella los abordaba directamente y de frente hablándoles comunicándoles un modo llenémosle de algún modo sublimado de ver su mundo, ella los abordaba haciéndoles sentir que estábamos fascinados con ellos porque algo importante había en ellos ante lo cual nosotros estábamos deslumbrados, ella teatralizaba y dramatizaba el toma y daca llamando intensamente la atención de un modo teatral sobre los productos, sobre las mercancías y sobre ellos, lo que sabían, sus vidas y el interés que tenían para nosotros, Fernando le hacia la segunda en esto pues el de cierto modo también lo veía asi aunque trataba de mantenerse en un punto intermedio no metiéndose tan a fondo en el modo en que lo hacia Elaiza debido a que se daba cuenta de que yo lo experimentaba de otro modo, el modo de Elaiza era como si en el momento en que ella hablaba con un vendedor en ese momento se oscureciera allí mismo la escena y como en los filmes de fellini todo aquello se transformara en los mismos espacios del mercado en una escena teatral, era como si una luz de punto en medio de la oscuridad iluminara a ese vendedor con sus rasgos anatómicos, el color de su piel, las características de su vestuario, el color de su silla, la madera con que estaba hecha su mesa, el modo como colocaba sus mercancías, ella le daba un acento dramatizado a una mercancía como si alrededor de un producto completo se abriera y se cerrara el telón en el momento mismo de hablarle al vendedor sobre donde el conseguía ese producto, se lo elogiaba le hacía sentir que el era el mejor vendedor de todos aquellos alrededores y que por ese motivo nosotros queríamos algo más que solo comprárselo queríamos que nos debelara sus enigmas, esto fue central en el modo de trabajar con Elaiza, ella introdujo un componente dramatizo y teatral, de repente transgredía el espacio que separaba vendedor y comprador entraba en el cubículo y le preguntaba pero por el amor de dios explícame como hiciste este amarre y se paraba al lado del sistema constructivo y le decía este es el mejor amarre que nunca vi, explícame como lo lograste y el vendedor enaltecido se deleitaba orgulloso de su amarre a explicarle como había construido su acampamiento.

    Estoy ahora mismo recordando una escena de trabajo de campo con Elaiza, esta vez era una silla pues antes había ido por una mesa ya que Fernando después de concluir sus pinturas de los iconos de yeso y las elaboraciones de las vírgenes estaba enfrascado en hacer la mesa del hierbatero, pero esa vez Elaiza se paró frente al vendedor y le dijo pero hijo mío por el amor de dios pero esta silla es una maravilla, por favor ni te muevas, le decía al vendedor, déjame ver esa silla, era simplemente la banquetica ordinaria y humilde en la que el vendedor se sentaba pero estaba curtida por el tiempo tenía una cierta madera, y Elaiza decía asi mismo la quiero, y el vendedor le preguntaba pero como es que quieres mi silla ella no está a la venta es solo donde me siento, vendo estas mercancías acá, y Elaiza le decía si pero lo que yo quiero es tu silla véndemela a cuanto me las, no te la puedo vender le decía el vendedor, entonces explícame como la hiciste, ella veía en esa baqueta algo insuperable, nada ni nadie podría lograr o conseguir con un efecto la pureza y la autenticidad de aquella ordinaria y humilde banqueta, ella estaba en el mercado y ya lo estaba viendo iluminada en la escena teatral solo que lo que se iluminaba esta vez era que un objeto fuera del modo más auténtico como él era en la vida real de los vendedores, explícame como hiciste esa silla, yo la quiero, véndemela, te doy cien dólares, a cuanto me la dejas, y por cierto algunas veces logro conseguir cosas de ese modo. Estas cosas por supuesto alguna de ellas las fotografiábamos y no pocas veces pasaron a ser relevante dado que Elaiza lograba reunirse con los vendedores en otro mundo un mundo sublimado absorbido por la subjetividad de la escena teatral. 

      El dramatismo teatralizado de Elaiza fue central en muchos aspectos en lo que respectaba a los aspectos objetuales y escenográficos de lo que estábamos haciendo en quinta fuente ovejuna y adquirió o le dio también allí en los mercados una características única a esa etapa del trabajo de campo, ahora alejándonos de todo lo que explique antes sobre mi modo de experimentar, vivir y teorizar mi propio trabajo de campo solo estaba viviendo algo en lo cual el momento del toma y daca intersubjetivo estaba regido por una relacion que se alejaba de la lógica del mercado para sobreponer a ella una lógica dramática y teatral, me abrí a ello y le explique varias veces a Elaiza estar yo también fascinado con como lo hacía y que me interesaba mucho el modo como ella se traía esas técnicas del teatro e incluso en analizar como ella lo hacía antes cuando solo hacia la producción de obras teatrales sobre lo cual iniciamos a hablar y dialogar muchas veces, aquí se inició una interesante etapa de dialogo entre mi concepción y teoría y las experiencia que aportaban sus expertises

    Hay también un componente que fue para mí fascinante en Elaiza y Fernando el cual he discutido en otro ensayo, ellos los dos tienen de por si un estilo de vida en el cual como si la semana misma fuera un restaurant tienen una carta de lo que van a desayunar, merendar, almorzar y cenar en la semana y para ese objetivo disponen una dieta que requiere un modo muy ordenado de hacer cada semana sus mercados, esta dieta o carta semanal era ella misma expresión de que ambos traían ya desde antes una relacion muy puntualizada con el mercado en el sentido de haber llegado en sus vidas a una alta selectividad de sus vendedores, en pocas palabras iban ya directo a sus escogidos los cuales por lo demás ciertamente revestían la exclusividad de proveerles el tipo de productos que de por sí ya ellos compraban, este hecho también me intereso y fue transformando los recorridos y visitas al mercado cada vez en una actividad más exclusiva hasta que en un momento ya nuestra visitas a los mercados eran muy selectivas

      Mientras mi perspectiva era eminentemente sensorializada y abstracta más centrada en la hermenéuticas de esa inmersión y en los modos de entender en ella las relaciones entre lo visual y lo interpretativo, entre que es estar allí entre ellos y que es mas allá de solo observar captar el quickness grasp de lo  que hace a los mercados primero un mundo circundante y luego una forma ceremonial y ritual de cultura en un sentido amplio, mientras el modo de mi trabajo de campo quería recibir del análisis de las lógicas de los mercados una teoría sobre la observación, sobre la observación participante y sobre todo lo antes discutido teorizados según los mercados aprehendiendo desde adentro sus lógicas y sus sentidos, que he llamado la polifonía de los mercados, el punto de vista de Elaiza proponía transgredirlo con una actuación teatral encaminada a definir el vendedor como el personaje principal de esa dramatización.

    De hecho, mientras mi perspectiva presuponía una visión como se hace obvio en mi ensayo del catálogo y la introducción como también en las cosas de las cuales me ocupe dentro de la obra, más centrada en los mercados como conglomerados polifónicos y carnavalescos como son ellos en su generalidad tradiciones culturales y que a su vez presuponen un mundo altamente sensorializado de observadores observados en los cuales se diseminan los puntos de vista y la idea de un observador fijo y privilegiado, la perspectiva de Elaiza se orientaba más hacia la puntualización dramatizada del ser humano y más específicamente del vendedor y de su mundo, este último pasaba a ser con Elaiza no solo el personaje principal de la obra, sino también el personaje principal de la cultura y de los mercados, su acento era en ese hombre del mercado y en todo lo que gracias a él podía llegar a conocerse sobre una cultura de la cual solo él es exponente y de la cual solo él sus enigmas conoce, ello suponía transgredir las lógicas del mercado con las razones por las cuales estábamos allí diciéndoselos desde el principio, es decir, diciéndoles que hacíamos una obra sobre los mercados como modo de relacionarnos, ella iniciaba una escena de toma y daca que transgredía la puesta en escena del trueque para inmersionarse en el mundo del vendedor y hacer del centro de la atención lo cual desembocaba en decirle lo que hacíamos, desde modos como los antes explicados en que sin aún decirle se expresaba deslumbrada con cualquier cosa que llamaba su atención, un amarre, una silla, un objeto, hasta luego decirles y pedirles. Y cierto es que sin la lógica de Elaiza probablemente nunca habríamos podido terminar la obra y que a partir de cierto momento desde que iniciamos a confeccionarla ya en el nivel físico la lógica de Elaiza inicio a regir hasta que la terminamos.

    The Market from Here: Mise in Scene and Experimental Etnography es pues en su conjunto la conjunción tanto en lo relativo al trabajo de campo como luego a su composición, de mi perspectiva en en mi trabajo de campo y mi research en y de los mercados dos iniciado dos años antes la continuidad de mi perspectiva al comenzar el trabajo con ellos y la perspectiva que ellos traían llegando como hicimos a concebirla como una obra bipersonal a lo cual querría agregar más allá de los agradecimientos y menciones de créditos que hicimos en el catálogo y otros materiales a la producción de Elaiza y la fotografía de Ebel, que el método de producción de Elaiza fue crucial sino definitivo en lo que se refiere a la forma física que la obra adquirió asi como también en que su complexión fuera objetivamente posible

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